REFLEXIONES SOBRE EL BUEN USO DE LOS ESTUDIOS ESCOLARES COMO MEDIO
DE CULTIVAR EL AMOR A DIOS Iº
La clave de una concepción cristiana de
los estudios radica en que la oración está hecha de atención. La oración es la
orientación hacia Dios de toda la atención de que el alma es capaz. La calidad
de la oración está para muchos en la calidad de la atención. La calidez del
corazón no puede suplirla.
Sólo la parte más elevada de la atención
entra en contacto con Dios, cuando la oración es lo bastante intensa y pura
como para que el contacto se establezca; pero toda la atención debe estar
orientada hacia Dios.
Los ejercicios escolares desarrollan,
claro está, una parte menos elevada de la atención. Sin embargo, son plenamente
eficaces para incrementar la capacidad de atención en el momento de la oración,
a condición que se realicen con este fin y solamente con este fin.
Aunque hoy en día parezca ignorarse este
hecho, la formación de la facultad de atención es el objetivo verdadero y casi
el único interés de los estudios. La mayor parte de los ejercicios escolares
tienen también un cierto interés intrínseco, pero se trata de un interés
secundario. Todos los ejercicios que apelan realmente a la facultad de atención
tienen un interés muy similar e igualmente legítimo.
Un estudiante que ame a Dios no debería
decir nunca: “me gustan las matemáticas”, “me gusta el griego”. Debe aprender a
amar todas estas materias porque incrementan la atención que, orientada hacia
Dios, es la sustancia misma de la oración.
No tener una natural facilidad o
preferencia por la geometría no impide el desarrollo de la atención por medio
de la resolución de un problema o el estudio de una demostración. Más bien al
contrario, es casi una circunstancia favorable.
Por otra parte, importa poco que se
llegue a encontrar la solución o a entender la demostración, aunque ciertamente
haya que esforzarse por lograrlo. Nunca, en ningún caso, un verdadero esfuerzo
de atención se pierde. Siempre es plenamente eficaz en el plano espiritual y,
por consiguiente, lo es también por añadidura en el plano inferior de la
inteligencia, pues toda luz espiritual ilumina la inteligencia.
(A
la espera de Dios; Simone Weil)
No hay comentarios:
Publicar un comentario