SIMONE WEIL, SIMONE DE BEAUVOIR Y JACQUES MARITAIN
«Me intrigaba la fama que tenía de
inteligente y por su manera de vestir; deambulaba por el patio de la Sorbona escoltada
por un grupo de exalumnos de Alain; llevaba siempre en uno de los bolsillos un
número de “Libres propos” y en el
otro un ejemplar de “L’humanité”. Una gran hambruna acababa
de asolar China. Me contaron que cuando lo supo se puso a llorar […]
Yo envidiaba un corazón capaz de latir a
través del universo entero. Un día logré acercarme a ella. No recuerdo cómo
comenzó la conversación; afirmó de manera tajante que sólo había una cosa
importante: hacer una revolución capaz de saciar el hambre de todos los
hombres. Yo contesté que el problema no consistía en la lucha por la felicidad
de los hombres, sino en dar sentido a su existencia. Entonces me miró y me
contestó tajantemente: “Se nota que usted nunca ha pasado hambre”. Nuestra
relación acabó allí. Me percaté de que me había catalogado como una pequeña
burguesa espiritualista, lo que me irritó… Yo me consideraba emancipada de mi
clase» (S. Beauvoir, Memories d’une fille
rangée).
«Por ejemplo, un amante de la Grecia
antigua que leyera en el último libro de Maritain: “los mayores pensadores de
la Antigüedad no pensaron en condenar la esclavitud”, citaría a Maritain ante
uno de estos tribunales. Aportaría el único texto importante que nos ha llegado
sobre la esclavitud, el de Aristóteles. Haría leer a los magistrados la
siguiente frase: “algunos afirman que la esclavitud es absolutamente contraria
a la naturaleza y la razón”. Haría observar que nada permite suponer que entre
esos “algunos” no estén los más grandes pensadores de la Antigüedad. El
tribunal censuraría a Maritain por haber impreso una afirmación falsa cuando le
era tan fácil evitar el error, que constituye, aunque sea involuntariamente,
una calumnia atroz contra toda una civilización. Todos los periódicos diarios,
semanales o de otro tipo, las revistas y la radio estarían obligados a poner en
conocimiento del público la censura del tribunal y, en su caso, la respuesta de
Maritain. En este caso concreto difícilmente podría darla».
(Simone Weil & Cía.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario