EL DOLOR Y LA DESGRACIA
…otra forma de amor implícito a Dios.
Hay un sufrimiento extremo que se
transforma en el gran enigma de la vida y, precisamente, en este enigma es
donde encontramos la iluminación más intensa de la verdad. La máxima verdad
sobre la condición humana se encuentra en ese lugar vacío en que se manifiesta
lo que realmente somos, cuando desaparece todo lo que creíamos ser, es decir,
cuando las circunstancias nos han privado de todo aquello que nos parecía parte
de nosotros.
«En este mundo sólo los seres caídos en
el último grado de la humillación, muy por debajo de la mendicidad, no sólo sin
consideración social, sino mirados por todos como desprovistos de la primera
dignidad humana, la razón, sólo ellos tienen de hecho la posibilidad de decir
la verdad. Todos los otros mienten».
Por eso Cristo es la llave del
conocimiento, entre otras muchísimas cosas…, el que nos muestra que la justicia
es la eterna fugitiva del campo de los vencedores.
¿El único bien posible?... «quizá el
instante de la muerte, norma y finalidad de la vida… el instante en el que,
durante una fracción infinitesimal de tiempo, la verdad pura, desnuda, cierta,
eterna, entra dentro del alma».
(Simone Weil & Cía.)
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