sábado, 21 de enero de 2017

SUFRIMIENTO Y FELICIDAD

SUFRIMIENTO Y FELICIDAD

En la desdicha misma es donde resplandece la misericordia de Dios. En lo más hondo, en el centro de su amargura inconsolable. Si, perseverando, caemos en el amor hasta el punto en que el alma no puede reprimir el grito «Dios mío, ¿por qué me has abandonado?», si permanecemos en ese punto sin dejar de amar, entonces acabamos por tocar algo que no es la desdicha, que no es la felicidad, que es la esencia central, esencial, pura, no sensible, común a la felicidad y al sufrimiento, y que es el amor mismo de Dios.
Entonces sabemos que la felicidad es la dulzura del contacto con el amor de Dios, que la desdicha es la herida de ese mismo contacto cuando es doloroso, y que sólo importa el propio contacto, no su modalidad… Pero sabemos de manera cierta que el Amor de Dios por nosotros es la sustancia de esa amargura y de esta mutilación.

(Simone Weil)

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