domingo, 22 de enero de 2017

SIMONE WEIL, SIMONE DE BEAUVOIR Y JACQUES MARITAIN

SIMONE WEIL, SIMONE DE BEAUVOIR Y JACQUES MARITAIN

«Me intrigaba la fama que tenía de inteligente y por su manera de vestir; deambulaba por el patio de la Sorbona escoltada por un grupo de exalumnos de Alain; llevaba siempre en uno de los bolsillos un número de “Libres propos” y en el otro un ejemplar de  “L’humanité”. Una gran hambruna acababa de asolar China. Me contaron que cuando lo supo se puso a llorar […]
 Yo envidiaba un corazón capaz de latir a través del universo entero. Un día logré acercarme a ella. No recuerdo cómo comenzó la conversación; afirmó de manera tajante que sólo había una cosa importante: hacer una revolución capaz de saciar el hambre de todos los hombres. Yo contesté que el problema no consistía en la lucha por la felicidad de los hombres, sino en dar sentido a su existencia. Entonces me miró y me contestó tajantemente: “Se nota que usted nunca ha pasado hambre”. Nuestra relación acabó allí. Me percaté de que me había catalogado como una pequeña burguesa espiritualista, lo que me irritó… Yo me consideraba emancipada de mi clase» (S. Beauvoir, Memories d’une fille rangée).
«Por ejemplo, un amante de la Grecia antigua que leyera en el último libro de Maritain: “los mayores pensadores de la Antigüedad no pensaron en condenar la esclavitud”, citaría a Maritain ante uno de estos tribunales. Aportaría el único texto importante que nos ha llegado sobre la esclavitud, el de Aristóteles. Haría leer a los magistrados la siguiente frase: “algunos afirman que la esclavitud es absolutamente contraria a la naturaleza y la razón”. Haría observar que nada permite suponer que entre esos “algunos” no estén los más grandes pensadores de la Antigüedad. El tribunal censuraría a Maritain por haber impreso una afirmación falsa cuando le era tan fácil evitar el error, que constituye, aunque sea involuntariamente, una calumnia atroz contra toda una civilización. Todos los periódicos diarios, semanales o de otro tipo, las revistas y la radio estarían obligados a poner en conocimiento del público la censura del tribunal y, en su caso, la respuesta de Maritain. En este caso concreto difícilmente podría darla».

(Simone Weil & Cía.)

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