ALPREIDELMAR,
DONDE NACEN LOS RÍOS…
La
vida es como las aguas de los arroyos de estos valles. Aguas que al
nacer han perdido la memoria de su origen, y que por eso mismo, sin saber por
qué, no tienen otro sueño que la esperanza de llegar un día, desde lo profundo
del valle, a lo que consideran imposible, las más altas cimas: ¿Qué
otra cosa son las ansias de felicidad del ser humano?...
En ese camino,
porque toda vida no es otra cosa que el camino de regreso al origen, en su
tránsito, las aguas, van descubriendo pequeños remansos y sotos donde se dejan
acariciar por el calor del sol, haciéndose vapor y, de esta manera, volver a
las cumbres convertidas en nieve. Ésta imagen, estos cambios de estado, también
lo pueden ser del dolor y de la enfermedad y, ¿finalmente?, de la muerte, que,
curiosamente, divinamente, libera al ser humano hasta el extremo de lograr la
felicidad que tanto ansía, sin saber por qué, su corazón.
«¿Quién
nos ha engañado afirmando que sólo se puede ser feliz en los momentos luminosos
de la vida? ¿Cómo hemos podido ser tan necios para creer que en la
felicidad no caben las lágrimas? La verdadera alegría soporta la euforia y la
fiesta con igual talante que se sumerge en los abismos más oscuros. Porque
cuando el gozo es de raíces profundas, igual que disfruta de días radiantes, no
se apaga sin más ante la dificultad y la zozobra. ¿Quién dijo que no era
posible la alegría también de noche? La verdadera alegría no tiene ningún
problema para liberarse de la tiranía de sentirse bien a toda costa, y ofrecer
la luz recibida en lo más profundo de las tinieblas».
Incluso cuando
te han roto el corazón y no parece quedar de ti sino la conciencia de una
herida, porque confundiste la vida real con tus sueños, como si la realidad de
la vida fuese otra cosa, y continúa en ti el eco de palabras, que nada tiene
que ver contigo sino por el hecho de ser su destinatario, de un corazón no
menos roto, que imagina poder curar su dolor produciéndolo en otros… Aunque no
se trate sino de un equívoco. Y el Crucificado debe rezar por los que lo
crucifican, porque no saben lo que hacen…
Con que facilidad nos deja la muerte sin palabras. De pronto no
sabemos qué decir. Vivimos muchas veces fluctuando entre la luz de Dios y las
tinieblas olvidando que Dios ama la vida en el fracaso, en lo que nosotros
creemos fracaso, tanto como en el éxito. A veces bastaría con que nos detuviésemos
un instante para escuchar el cántico que entonaron los ángeles el día que
nacimos, para darnos cuenta de que la vida eterna está aquí. La vida eterna es
ahora. Pero nos da miedo esta evidencia, como la de reconocer que la soledad es
compañía, aunque se tienen que haber atravesado muchos desiertos para que nos
sea dado descubrir esto, como cuando ya no te queda piel virgen para nuevas
heridas.
Es cierto que no volvemos a ser los mismos después de haber estado
expuestos a los rigores de la soledad, que tanto se parecen a la muerte. ¿De
qué estamos hablando? ¿Qué es lo que no nos atrevemos a mirar? Nos toca, a
pesar de todos los pesares, como en Jueves Santo: «Elegirte a ti, incluso
si no te comprendemos o nos asustan tus palabras y tus gestos. Elegir dejarte
hacer en nuestro cuerpo y nuestra sangre. Elegirte a ti que imaginas nuestra
vida en semejanza con la tuya. Elegir dejar de trampear para imponer nuestra
verdades a tu amor».
...Nunca le
hagas caso a un amante, incluso la verdad te la dirá mintiendo... Sentimos que
ha llegado el momento de que un nuevo anillo se sume al nudo de las
serpientes... sobre el cuerpo de lo visible lo invisible reafirma ahora sus
derechos con el rigor más severo: sus relaciones, largo tiempo difundidas y
mezcladas en la vida sobre la tierra encontrarán en otro lugar su baricentro,
en Alpreidelmar... Se reivindica la supremacía del otro mundo: aislado,
separado, silencioso, vital, que culmina en la flor de lo visible, y tú eres
para mí esa flor, en Alpreidelmar... por sobre el lago sopla el viento y
remueve la superficie del agua... así se manifiestan efectos visibles de lo
invisible... Allí donde los perros no consiguen seguir las pistas por la violencia
del perfume de las flores, sorprende al viajero el Templo de Antea... Antea es
la fuerza que ayuda a la mirada a verse a sí misma, la capacidad de control, la
habilidad de dominarse, de dominar, la agudeza de la mirada, la sobria elección
de los medios adecuados para alcanzar los fines: todo esto aleja a la mente de
las fuerzas, concede la ilusión, eficaz a veces, de utilizarlas sin ser
utilizado por ellas... ilusión eficaz que con frecuencia se confirma... La
mirada se ha vuelto indiferente y lúcida hacia todo, pronta a captar cualquier
ocasión y aprovecharla de nuevo... pero, en esta mirada circular, sigue
habiendo una mancha negra, un punto que la mirada no ve: ella misma... la
mirada no ve la mirada... no reconoce que ella misma es una fuerza como las que
entonces pretende dominar... Me pregunto quién eres y un nudo se forma en mi
garganta... curiosa materia sin calificación... conflicto infinito donde
convergen las dudas, resueltas unas, por resolver otras, y todas por venir,
quizá para marcharse... Porque a ver que tenemos aparte de mucho porvenir... La
posición de los astros grita el cómico teorema, números repetidos e
irrepetibles marcan el nacimiento, y es tu vida un poema que olvidarás haber
encontrado en una biblioteca llena de telarañas... quizá seas, lo pareces al
menos, un producto del azar, un arlequín que copia, se inventa y comparte el
juego, y que no puede perder por ser el juego puro juego... Hay dioses con
resaca que no apagan la colilla, dejan que se consuma poco a poco, sin prisas,
deben tener el tiempo calculado con errores despreciables... Cronos entra en
una relojería y se compra un reloj de arena, sin cronómetro... Yo sé que no hay
aires de grandeza ni en tus obras ni en tus palabras... quizá es la rabia que
se materializa cuando rindes culto o enciendes una vela ante lo que no ves...
Si, en eso han sido generosos esos resacosos, y un tanto cobardes... No
aparecen si les citas en aquella farola...¿Por qué lloras?... ¿No ves bien?... Ten
en cuenta que... ¿Quién sabe?... ¿No fue siempre acaparar igual a perder?...
Resultan emocionantes los quehaceres de la humanidad... Existen manuscritos con
una excesiva presencia de pies, hablan de razón, de verdad –dad lo que veis-,
de verdad de la buena y de aquella que se nos escapó, como todas -¿o era solo
estrategia para ocultar la cobardía?-... Y los seres que crean los manuscritos
se congratulan de su noble empresa, la definen unos como la redención de la
especie humana, otros como libertad, y otros objetan: “no me sea usted
paliza”... Los más ni siquiera los crean, no se lo creen, no les enseñaron que
deben utilizar las manos, y así van, de cabeza siempre, tan razonables... Son
canchales de sonidos, formas, signos escritos... son estrellas de mar que no
regeneran brazos, y si se deciden a hacerlo las células ya están copiadas,
calcadas de un código genético inmutable... Existen otras leyes que no se
definen como fuerza de la gravedad ni constante de los gases nobles, son
fuerzas tan reales como las piedras, pero debe ser que todos han perdido la vista...
La creación es vivir, pero esto rompe algunos esquemas –porque vivir es amar,
todo el bien y todo el mal, recibir la luz de la vida y aceptar perderla
después para descubrir en la noche oscura que el amor no permite morir a los
muertos-... La llave de las siete puertas que conducen a Dios sabe dónde la
tragaste cuando naciste y nunca podrás vomitarla, y tú lo sabes, porque es tu
vida la búsqueda incansable de tu sino... Su fallo y nuestra ventaja es poder
pensar y poder sentir...ahí precisamente se equivocaron, si, esos dioses
incapaces del mínimo suicidio se equivocaron, y mientras tú sigas cambiando tu
moneda por especias algo impetuoso se estará formando en las entrañas del
planeta... No sé quién eres y tampoco lo que significas... estás ahí, firme,
con los puños cerrados, mirando a la nada en todas las estrellas, pensando en
tu impotencia, y sigues respirando, cada vez más fuerte... No abandonarás tan
pronto, y yo tampoco... Pero ayer lloré, y mucho... toda queja lleva consigo un
sufrimiento, y este se alivia en parte por la queja, una queja muy pequeña,
imperceptible, muy pequeña, muy pequeña... ¿Ante qué altar exigí tu olvido para
poder seguir viviendo? ¿De dónde el juramento de no recuperar la memoria si tú
no me buscabas? ¿En qué manantial descubrirte proveniente de una realidad que
dejaba en mantillas mi imaginación? Es imposible creer en la justicia cuando
sólo la podemos encontrar en los diccionarios, no podemos creer en los
imperpavustus, nadie nos los presentó... y llega un momento en que los
imperpavustus nos hacen indiferentes, sólo conocemos su nombre y advertimos
curiosamente que se escriben con uve, nada más... y pasado ese momento sabemos
que son buenos, malos, son simplemente, son... Y los justos, los buenos
imperpavustus, gobiernan la Tierra,
la convierten en Edén, sin saber nada, sin intuir nada, todo dicen hacerlo por
buena voluntad... mientras, los injustos, los malos imperpavustus, son unos
mediocres, desgraciados, impotentes y desalmados bichos salvajes que lo saben
todo, que intuyen todo y por eso nada les está prohibido... ¿De qué les
serviría decir que está lloviendo, que la rosa se marchita, que hoy su corazón
se parte en mil pedazos?... Terrible respuesta para unas manos y unos ojos que
se han visto crecer, un minuto, una sombra, una brisa, la nada... Todo
concentrado en el núcleo atómico de una esfera violeta, un suspiro, una
descarga, la música... Con música hablas en el minuto, triste insistencia en no
renunciar a la eterna caricia de un alto mensaje, minuto despierto, tranquilo y
ya acabado... Torpe, inseguro, detienes tu paso, por ese minuto, por ese
suicidio que inadecuado pasa... Aprisionar el tiempo hasta llegar a olvidarlo,
tiemblan sumisas las pestañas y anuncian el sueño, piden cansadas la paz de los
campos como la danza de las espigas y los cipreses altivos... el minuto que
todo lo colma, que todo lo aparta, que llega hasta todo por no ser de nada, con
nada, por nada...Grita... ¿Qué pides... ¿Qué estás rompiendo?... ¡Qué estás
volando sin saber que estás abajo y son los océanos los que empujan tus dedos y
envuelven tus canas!... Terrible minuto, complejo y distante, temido... ¿Quién
quiere apartarte?... relegado a cálculos, siendo así sesenta vidas perdidas,
tiradas, pequeñas... somos incapaces de asirlas contra el pecho y sentirlas
brillando... Quisieras perderte en tan sólo un minuto, gritando a los dioses
que todo es mentira... detienes tus pasos, contemplando absorto la gracia que
emana de tus propias sombras teñidas de luces del ocaso, y por un minuto el
color derrite el muro... ya no importa que un día todo se olvide, que incluso
el presente no sea ahora, porque ahora es siempre y siempre este minuto... Pero
no cayó, sólo tendió su cuerpo bajo la lluvia, sólo formó parte de los caminos
mojados, del perfume de la tierra cubierta de aguas y mares de nubes... Volvió
sin miedo, eterno retorno... un brazo pesado sujeta otro brazo ansioso de
sueños, de eternos saludos a la Luna... Unidos en la noche sujetan unidos la
tierra, las tumbas, los años, las aguas... Discurren como limpias velas,
hablando los brazos con bocas de plata... Comprendió al fin que su salida fue
inútil, su camino un tiempo circular en torno a un eje imantado de prejuicios
acumulados a través de las generaciones, su destino una posibilidad de locura
derivada de la incomprensión... Impotente y desnudo permaneció en silencio bajo
las nubes... sólo el tiempo puede perderse y él nunca tuvo noción de lo que
representaba... Un trueno poderoso descargó rencores partiendo el día... su
corazón, también partido saludó acogiendo la llegada de la lluvia... algo muy
fuerte se entretenía en unir las distintas naturalezas... Giró la cabeza y una
lágrima resbaló por su rostro cristalizando un suspiro retenido en la
ausencia... se alejó temblando, cansado de su fracaso... Entonces cantó el
cuervo: -Privar al café de azúcar no es la mejor forma de acostumbrarse a la
ausencia-... jamás es siempre y siempre este minuto... después se oyó un
disparo y el cuerpo del cuervo cayó sin vida sobre el escenario... Mira, mira,
contempla como las sombras cubren los tejados y disipan la tierna claridad de
unas alas púrpuras bajo el sol... son estas las que despiertan vida de la
muerte, descubren trazos nunca imaginados, ocultos bajo los colores que
deforman las formas ya ausentes... Es odio, quizá la llama del amor más puro se
vuelve daga y clava con sus garras los ojos donde no existe más que miedo,
miedo a lo desconocido y siempre buscado, tan vivo, tan alerta como la pantera
refugiada entre los claroscuros y los sudores acobardados... Grita, te digo, y
retuerces tus manos con gestos gatunos, controlando la energía de tu sangre
caliente... Dispararon como bestias y el héroe cayó llorando... ¿Qué solaz
tendrá el guerrero?... desnudo, en el silencio quedan gotas de plomo que pesan
terribles, ahogando las respiraciones, haciendo de un minuto toda una
existencia, el tesoro exquisito, un minuto, toda la obra, todo el sentido que
pudiera tener el dejar de permanecer para crear, tal vez para elegir, un minuto
tan sólo... poca cosa queda, un minuto y una ninfa con nombre robado... Antea,
…una estrella parpadea porque algo ya ha muerto, en un minuto... Perdía una y
otra vez descartándose de los reyes, en lugar de conservarlos como grandes
tesoros, porque los reyes carecían de valor según su personal interpretación
del juego y más en aquella jugada... y
comenzó a caminar al amanecer. No había entrado en calor cuando ya la
tormenta comenzó a levantarse desde poniente... ni tan siquiera pensó en la
necesidad de un refugio, si era la lluvia la que quería mojarle, quién era él
para no permitírselo, quién era él para domesticar los fenómenos naturales
(¿…?) ...Deja que tenga sesenta razones para no perderte, será como quemarse en
el agua, o beber de la tierra, poco importa... Al otro lado de la calle, en la plazoleta,
justo frente al semáforo en rojo, una gabardina portadora de un viejo con
hombros descomunales sujeta palomas teñidas de claros blancos grisáceos...
llegan a él como a su casa, las acaricia tiernamente y se dejan, cómo no
habrían de dejarse... Nunca vi palomas tan contentas ni anciano tan
rejuvenecido, porque no eran brazos lo que tenía por extremidades superiores,
tan superiores que atraían a las palomas como dedos imantados y además sin
alpiste, eso era lo espectacular, sólo caricias, nada tan simple, caricias como
único alimento... Al ladrido de un perro envidioso se escaparon nerviosas,
sobrevolando las calles hasta la ondulante bandera de una residencia ya vieja
como sus huéspedes perpetuos sin retorno al mundo... Los accidentales espectadores
pensaron que el episodio ya había terminado, pero se equivocaban... empezaron a
bajar una por una de su modesta fortaleza y coronando su cabeza o rellenando
sus manos vacías volvieron a posarse seducidas por no sé qué extraño perfume
del viejo ecologista... Sería su sonrisa, o ese aire natural de quien espera
sin prisas a quién vendrá sin retraso al punto desacordado, porque lo que menos
importa es el lugar y la hora de la cita... Saben encontrarse, hay algo entre
ellos que los une para siempre... Paraíso siempre pintado, jamás perdido, a lo
sumo olvidado, supuestamente aparecido en estados alterados... ¿y si no fuese
así?... y en las noches sensuales con cuerpo de mujer ardiente... mira, ya ves,
aquí el Edén, aquí un pobre diablo... No se entienden las sombras en la noche
ni las estrellas en el día, porque la noche es la madre sombra y el día el
fruto de la madre estrella... Unas palabras calaron mi alma... la verdad es que
no recuerdo si alguna vez estuvo en mis manos, sin embargo de alguna manera sentí
que llegué a besar... te... Quizá lo llevara dentro, quizá duro un instante su
presencia, pero estaba tan cerca, tan claro... con la Luna decreciente que se
elevaba como diadema sobre tu pelo... La verdadera magia no está ni en el
sombrero ni en el conejo, ni siquiera está en... Son nuestros sentidos los que
provocan gigantes en lugar de molinos y nuestra mente la ingeniosa dama que los
asesora... No existe conjunción más perfecta ni mecanismo natural tan
arrebatadoramente hermoso... Después de todo Cristo no era más que el entregado
atleta colgado de las anillas haciendo honor a su propio nombre, después de
todo, después de tanto... ¿Sería el castigo lo que buscaba?... desde luego su
comportamiento no tenía más explicación que el dolor por el puro placer del
sufrimiento... y la herida se abría para poder ser curada con dosis progresivas
de cariño... Introducía las llaves inconscientemente y calculando –lo intentaba
al menos- los riesgos al mismo tiempo... esto no le hacía parecer precisamente
inteligente... Y si quieres que te borre, en primer lugar inventas la goma y
luego me mandas la dirección donde pueda encontrarla... Sabes, deberías haberlo
pensado mejor antes de precipitarte, hay cosas que no tienen solución... si
renunciar a la verdad es olvidarte, no me lo pidas, no tienes derecho... crucé
el puente y se elevó detrás de mí, diles tú que lo bajen, y para eso, empieza a
mentirte... Gota de mercurio que tiritas, penduleas entre el agua y ¿te rompes?
en mis manos... Un dolor infinito atravesó mi alma, comprendí que no había
escuchado, que no había aprendido absolutamente nada de lo que es y de lo que
se muestra... Escucha, me dijo la luz, hermosa luz... no busques indicios, no
esperes respuestas de fuera... todo absolutamente está dentro de ti, mil mundos,
todos los mundos... Vuélvete ciego y mudo y sordo y muere por un momento, sólo
así sentirás la música, esa música sin notas ni ritmo, esa belleza que escapa
de tus dedos como la paloma de la jaula, porque eres tú él único que no quiere
poseerla... Volví a mirarla, asombrado, temeroso, cautivado por el mágico
hechizo que nos envuelve cuando sentimos que alguien, respirando a nuestro
lado, nos está sonriendo... Creo que estabas por allí, perdida entre los
columpios, acunándote, riéndote de no sé qué cosa elemental... ¿No has pensado
que yo pueda ser irreal?... ¿No has pensado que alguien te está escribiendo
desde el planeta de Alpreidelmar, por cierto, pletórico de vida humana?...
Ojalá bajes a los infiernos y todas las maldiciones de antaño caigan sobre ti partiendo
en dos tus entrañas... Ojalá que el trueno se rebele contra tu alma y te
atraviese convirtiéndote en repulsiva carroña... Ojalá que sufras en las
distancias estelares, que los siglos condenen tu cuerpo macabro a la perenne
procesión de cuerpos mutilados por la avaricia de tu espíritu, y que tu alma no
encuentre calma ni sosiego hasta que las estrellas, una por una, se
desintegren... Ojalá que tus ojos se apaguen en el fango y que la música de tu
corazón explote en sinfonía de éxtasis para sentir que estás muerto... Ruego a
los dioses que desaten los nudos de los siete mares, los vientos de los siete
cielos, que agarren en su puño la indiferencia del éter, y que reúnan en el
fondo de los planetas la semilla de la muerte para que la lancen contra ti hasta
que tu sangre fría y morbosa se convierta en piel de mujer virgen... Todo esto
y mucho más te deseo por descubrirte sin haberlo deseado entre la multitud...
ojos de nadie sobre ninguno... Fue un arrebato, quizá poético,
desesperadamente, fruto del descubrimiento de una caracola, una concha marina,
que se había metido dentro, muy dentro, ¿pero de quién?... Los átomos se
desintegran en perfecta armonía, giran, chocan, se revuelven en su basto
imperio... Olor antiguo, olor quemado y amargo a café... llena los labios y los
sentidos de vivencias soñadas y muertas, enterradas en las pirámides,
sepultadas por la historia, encontradas en el éxtasis desesperado para
vivir...Y por vivir los almendros crecen, floreciendo en invierno, dando
primaveras vírgenes en el corazón de la isla... Machos y hembras juntan sus
cuerpos, vibran en arrebatos inconscientes, se elevan sobre las ciudades,
entonan himnos de gloria y abandonan jadeantes la batalla, paralíticos, ciegos,
con respiración entrecortada, con gemidos... El acantilado cede, sus piernas se
gangrenan y brotan cicatrices de la ronca embestida de las olas, es el pino el
que grita y la bestia se oculta... La noche lleva charol en sus ojos, está
esperando un varón... La hoja y la pluma, la arena y la espuma, se disputan el
trono... ¿quién será la preferida?... El humo de los cigarros asciende
bastardo, el cielo se cubre de mantos impropios, de mantos mediocres... las
sábanas de satén están manchadas de sangre, y la hembra es ajusticiada... Entra
y se va... No hay pasado, no hay futuro... Una pisada en la playa está siendo
destruida por la marea alta... Y sonríe, si, se está riendo... ¿qué es lo que
dice?... Que no sabe, que nunca se sabe... Es por eso que debo encontrar
armonía en tus partes, aunque desbordes con ello toda teoría
cuántico-biológica, todo planteamiento científico, todo esquema prefijado en la
soledad fingida... Unicornio alado, maestro de la luz, me estás llamando, pero
no puedo acercarme... Más adelante es posible que volvamos a sentirnos bajo una
lluvia de meteoros que inunden la eternidad de la vida en la que todavía
creemos... Cometa Unicornio, saeta perdida, disparada con sangre, desde la
muerte, o entre la vida, te espero, delante del espejo... Delante del espejo
recuerdo mi imagen perdida, tal vez sea que los espejos no reflejan imágenes,
tal vez sea que, eso, delante de mí no sea un espejo... ¿Cómo demostrar que hay
cosas indemostrables?... (Kurt Gödel) ¿Cómo contestar a cosas que no tienen
respuesta, ni la necesitan?... Sin embargo, desear, es tan inevitable como la
creación en sí misma... Unicornio magnífico, me estás llamando, alzado y
potente, emanado fuerza, indiscutible misterio... no, no son tus crestas, es
ese alfiler de marfil, clavado, crecido, engendrado, que apunta a las
estrellas, desafiándolas a la lucha eterna por la posesión del universo...Son
los puntos creadores del espacio los que te hacen fuerte... Cabalgando, alado,
remonta tierras fértiles y busca... ¿qué?... ¿Qué es lo que buscas querido
unicornio?... ¿Por qué miras de esa manera el sol poniente?... ¿Con qué descaro
aseguras que ya no ilumina?... ¿Qué fue lo que perdiste?... ¿Qué ha sido lo que
no encontraste?... Alguien arriba te está vigilando y tú, tú, lo sabes, o quizá
no lo sabes, simplemente su olor penetra por entre tus poros... ¿Serás capaz de
despreciarlo?... Caballo halado de alfiler sin caras: un diamante, quizá un
polígono estrellado... NO, mucho más que eso, más que todo eso... Naciste, y
sin embargo pareces carecer de padres y genealogía, también de descendencia...
¿Cómo entonces poder definirte?... Flotas y no flotas, simplemente te
suspendes, etéreo... Nunca pasó por tu cabeza abandonar tu búsqueda... ¿Hacia
dónde?... ¿Hasta cuándo?... ¿Para qué?... Y el abismo oscuro y profundo forma y
deforma tu posible existencia... ¿Por qué me sigues llamando?... ¿Es posible
que haya perdido el código que me permite sentirte?... Perdona, no te había
visto..., estaba pensando en ti, como ya sabes; por mucho que me pierda y
muchas vueltas que dé siempre termino a la puerta de tu casa, al fin y al cabo solamente
pienso en ti 34 horas al día.../.
LA
GRACIA
“Misericordia
y verdad se encuentran. Justicia y felicidad se besan” (Sal 85,11)
«La
humanidad, amigos míos, es débil y necia. A todos nos han dicho que en el
universo existe la gracia, pero, en nuestra humana necedad y
miopía, pensamos que la gracia divina es finita y, por eso, temblamos. Ha
llegado el momento en que nuestros ojos se han abierto, y ahora vemos que la
gracia es infinita y nos percatamos de ello.
La
gracia... no nos exige nada, salvo que la esperemos con confianza y la
reconozcamos con gratitud. La gracia... no pone condiciones ni
señala a ninguno de nosotros en particular; la gracia nos
introduce... a todos en su seno y proclama una amnistía general.
Se nos da lo
que hemos elegido, y lo que hemos rehusado... nos es concedido. ¡Ay, lo que
hemos rechazado es derramado en abundancia sobre nosotros!».
[“El
festín de Babette”, Isak Dinesen (Karen Blixen)]